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1 de Octubre.

Tras terminar las últimas mejoras que durante el mes de Septiembre hemos estado realizando en el Rebelde, iniciamos de nuevo nuestra particular aventura el día uno de octubre de 2012.

La nueva tripulación del Rebelde II, esta formada inicialmente en esta ocasión, por cuatro personas; Vicky, Luis, José (el wapete), y como patrón el que suscribe….

Nuestro objetivo en esta ocasión: como ya sabréis es en principio la travesía del Atlántico. En primer lugar bordear la península, sin prisas intentando disfrutar al máximo de todas nuestras costas y sus gentes. Para a mediados de noviembre más o menos llegar a Canarias, donde prepararemos el gran salto.

Durante los últimos días de agosto y el mes de septiembre, como comentaba anteriormente, hemos estado realizando algunas mejoras en el Rebelde para la preparación de este gran viaje. Entre ellas cabe destacar dos, las más importantes son: La adaptación de un generador eléctrico de 220 v y 8.000 w. a los motores principales. Se trata de un motor que acoplado en el centro de los dos motores, se conecta mediante una polea a uno de los motores y mientras éste está en marcha tenemos luz como en casa.

Esta obra casi de ingeniería, nos dió algo de trabajo extra, pues hasta dejarlo perfecto tuvimos que realizar bastantes ajustes. Por ejemplo calcular y probar el motor con distintas multiplicaciones de poleas, para que funcionara de forma adecuada, con la suficiente potencia pero sin derrochar energía en forma de cv perdidos a base de revoluciones. La multiplicación adecuada resultó con el motor perkins del barco trabajando a unas 1.800 vueltas. De esta forma no es demasiado molesto el ruido ni el consumo, cuando lo tenemos que arrancar en el fondeo, para cocinar, subir el ancla y de paso cargar baterías. Cuando navegamos desarrollamos una velocidad media de entre 5 y 6 nudos, depende del estado de la mar. Con esta forma de navegar el consumo es reducido, yo estimo entre 4 o 5 litros la hora, y al mismo tiempo tenemos luz como en casa y las baterías siempre cargadas. El principal problema que nos daba este motor es que su eje central patinaba, debido creemos a un problema o defecto en su diseño o fabricación. No sabia como resolverlo, sin volver a acudir a un tornero y ya habíamos retrasado varias veces la fecha prevista de salida. Una vez porque cuando creíamos que estaba todo listo para salir, me lesione un tendón del bíceps, justo la tarde de antes del día de partir. Claro esto entre médicos y recuperarme mínimamente nos retraso por lo menos diez días mas de lo previsto. Además imaginaos las arduas tareas de preparar un crucero transatlántico con el brazo inmóvil en cabestrillo.

Pero como se suele decir no hay mal que por bien no venga. Este retraso nos sirvió para darme cuenta que cuando se sometía a una carga de trabajo importante y continuado al alternador, le volvía a patinar el eje central, perdiendo toda su eficacia y calentándose en exceso.

También nos vino bien porque nos evitamos que nos pillara por ahí navegando o en algún fondeo la gota fría, que este año cayó por todo el mediterráneo con especial virulencia, llegando a registrar en el anemómetro del rebelde, estando a cubierto en puerto, hasta cincuenta y tres nudos de viento en algunas rachas y cuarenta y siete sostenidos….. Así pasó, que los mercantes que estaban fondeados para entrar a puerto garreaban todos. Dos de ellos acabaron varados en la arena de la playa del saler, frente al hotel. En el puerto numerosos desperfectos en las embarcaciones, muchos toldos y viminis destrozados. En fin que nos vino bien el retraso.

No fue hasta el mismo domingo antes de partir, cuando dimos con la solución. Fue gracias a una oportuna visita de cortesía de un amigo mecánico, Néstor. Él fue quien me dio la idea y me lo reparó, quitándole un seiger que en principio llevaba de fábrica y no permitía que el eje entrara del todo en su asiento cónico, patinando el eje que mueve el inducido sobre el bobinado, al someterlo a trabajo intenso. Con esta idea, gracias a Néstor y de forma sencilla pudimos partir al día siguiente. Si no, yo pensaba que tendría que llevarlo a un tornero a rebajarle a todo el frontal unos milímetros para que el eje pudiera entrar más y no patinara…

La otra gran mejora que hemos realizado al rebelde es el hecho, cuanto menos cuestionable, de acoplarle una nevera de casa, con congelador y una cubitera, en la bañera exterior a popa…… 

Cubitera a la izquierda, nevera y cubo de basura de inox.

Esta nevera va alimentada con un convertidor directamente de las baterías.

Soy consciente del consumo intenso que supone tener un convertidor las 24 h encendido, pero creo que con el nuevo generador y un cargador que es capaz de cargar entorno a los 100 amperios por/h, serán suficientes para mantener bien las baterías con unas cuantas horas de motor al día…. No es un precio demasiado caro, teniendo en cuenta que mientras cargamos baterías generamos empuje para navegar. Las ventajas y la comodidad que supone tener una nevera grande con congelador más a bordo y en la bañera las cervecitas frescas a mano, hacen que valga la pena….

Definitivamente partimos el lunes 1 de octubre sobre las 20 h de la marina cyes de Valencia.

Partimos un poco como prueba de que todo funcionaba bien con destino a Cullera donde nos esperaban para cenar nuestros amigos Miguel y Mª José… Un poco tarde llegamos, pues siempre entre la compra, la estiba, esto y aquello, pensábamos haber salido después de comer y se nos hizo casi de noche antes de soltar amarras. Llegamos al náutico de Cullera pasadas las once de la noche. Allí nos estaban esperando ya nuestros amigos. Tras amarrar como siempre abarloados a una fila de tres barcos, preparamos una cena rápida pero buena a base de hamburguesas, ensalada y exquisiteces varias. Es que a esas horas y después de todo el día de preparativos no nos quedaban muchas ganas de cocinar algo mejor.

De izquierda a derecha:

Luis, Jose, Miguel, Mª Jose y Vicky.

La cena se alargó hasta altas horas y después la tertulia, las batallitas y el cachondeo, pues a pesar del cansancio nos encontrábamos tan a gusto que vimos clarear el día sobre la cubierta del rebelde con las últimas copas, casi sin darnos cuenta. Una agradable velada con buenos amigos para comenzar un largo viaje.

Zarpamos de Cullera rumbo a Tabarca el martes sobre las 19h.

Desde que iniciamos nuestra singladura, un viento componente sur de aproximadamente 12 nudos (justo en proa) nos acompañó toda la travesía obligándonos a motorear largas horas. Esto nos vino bien para comprobar que el invento del generador funcionaba perfectamente incluso muchas horas seguidas.

Repartimos los turnos de guardia y con un motorcito a 1.800 vueltas navegamos a una media de 5,5 nudos hasta que sobre las 12,30 h del miércoles 3, soltábamos el hierro cerca de la entrada del puertecito de la reserva natural de Tabarca.

Nos bañamos y disfrutamos de la naturaleza, preparamos la comida, arroz caldoso un poco soso elaborado con más cariño que acierto por nuestro amigo Luis “el afeitao” para los amigos. Tras la comida se prepararon para bajar con la auxiliar a tierra nuestros amigos José y Luis, pues Vicky y yo preferimos quedarnos a bordo, Vicky por que no se encuentra muy bien con sus dolores de cabeza y yo porque preferí quedarme a hacerle compañía y de paso escribir estas líneas. Dije escribir, pues debería haber dicho intentar escribir, por que no me dejaron. Nuestros amigos marineros de agua dulce cometieron todos los fallos posibles con la auxiliar y tras un rato de gritos y explicaciones, me tocó ir a rescatarlos con el rebelde pues para empezar lo primero que hicieron mal fue soltar la dengue nada mas subirse sin haber puesto en marcha el motor previamente. Lo segundo, no atender a mis indicaciones y lo tercero no tener ni p idea de motores. No me lo esperaba, pues el wapet estaba harto de montar y manejar la auxiliar, claro siempre conmigo al lado, pues estuvo con nosotros desde Malta hasta Valencia.

El motor funcionaba como siempre, casi a la perfección, yo creía haberles aleccionado bien sobre su funcionamiento, pero no. Tras veinte minutos de tirones, terminaron por romper el cabo de arranque... casi se perdían de vista ya…. Asi que el rebelde al rescate. Tras recoger a los náufragos reparar los desperfectos en motor auxiliar y comprobar que funcionaba perfectamente, ya que teníamos el ancla levantada y gracias al abatimiento estábamos casi en Santa Pola, decidimos continuar hasta Torrevieja sin visitar Tabarca, pues nos esperaban para cenar con nosotros, a bordo del Rebelde, el capitán Cheta, del Noy y su pareja. Capitán cheta avezado marino y singular personaje, que conocimos en Menorca sobre el mes de Junio.

Como siempre y sin querer culpar a nadie, aunque tengan toda la culpa, en esta ocasión. Como de costumbre llegamos tarde y de noche para entrar al puerto de Torrevieja.

Nuestro amigo Cheta nos indicó con precisión donde fondear dentro del puerto, para así podernos ahorrar el amarre. De camino, mientras llegábamos  a puerto íbamos encendiendo la barbacoa, para así cuando llegáramos directamente echar los entrecot al carbón.

Bajé a recoger con la dingui a nuestros amigos que llegaron con el estruendo atronador de su Harley. Tras los saludos y abrazos, nos dispusimos a dar buena cuenta de los suculentos entrecots.

En esta ocasión no se hizo tan tarde pues nuestros amigos madrugaban mucho al día siguiente, aun así sobre la 1 de la madrugada se marchaban del Rebelde. Otra agradable velada de tertulia y batallitas marineras a bordo.

A la mañana siguiente, jueves día 4 excursión a pie por el puerto y la ciudad. Aprovechamos para visitar el museo naval flotante de Torrevieja, el cual exhibía entre otras, y se podía visitar su interior, una patrullera de las de aduanas y un submarino.

Tras las típicas fotos, continuamos nuestro paseo por la ciudad, donde había montado en el paseo una feria del libro. Allí compre tres libros de aventuras náuticas que no tenía. Después vuelta al Rebelde a preparar la comida. Por la tarde lo preparamos todo para salir a navegar a la mañana siguiente y descansamos. Recibimos una llamada del capitán Cheta, que estaba en su barco amarrado junto a la gasolinera. Nos dijo que nos pasáramos a despedirnos. Así lo hicimos, en vez de ir con la Willy fuimos con el Rebelde, que abarloamos en el muelle de la gasolinera y mientras hablábamos con Cheta y el marinero aprovechamos para llenar los depósitos de agua. Cheta nos regaló dos cajas de botes de cerveza. Nos despedimos efusivamente y regresamos a nuestro fondeo.

Viernes 5.

Luis y yo nos levantamos sobre las 7 am. Con la intención de hacer camino hacia Cartagena y pescar algo. Cartagena que en línea recta recortando por tierra no estará a mas de 20 millas, por mar como tenemos que librar cabo palos y las islas hormigas, dista unas 45 nm de Torrevieja. Preparamos unos curris costeros y nos hizimos a la mar. Aunque la previsión era NE 3-4 con intervalos de 5, previsión que nos venia muy bien para el rumbo SW que pensábamos hacer, nos encontramos una mar de fondo por el través que hacía muy incomoda la navegación y muy poco viento. Navegamos a motor a 4 o 5 nuditos aprovechando para cargar las baterías y curricár. No tardaron en llegar las primeras picadas. El resultado fue tres de la familia de los tunidos melvas o algo así y una llampuga de un kilo y pico. Tuvimos por lo menos tres picadas más que no llegamos a subir a bordo, por que se soltaron en el último momento. Cuando nos encontrábamos más o menos al través de la entrada de la manga del mar menor, decidimos cambiar de rumbo y dirigirnos hacia allí. Aunque en un principio habíamos decidido no visitar el mar menor, por el poco calado que ofrece el canal de entrada, la incómoda mar de fondo nos hizo recapacitar y buscar resguardo hasta que bajara un poco. No es que fuera peligrosa la navegación así, es que resultaba muy incómoda, a pesar de que intenté capear un poco para no dar tantos bandazos aunque hiciéramos mas millas. En uno de aquellos bandazos salió el ordenador portátil volando y acabo metido en el wáter, el motor de la auxiliar que se encontraba puesto en la barquita y a remolque, estuvo apunto de perderse, pues casi se sale de su soporte. Al wapete le toco saltar a la Willy y llegó justo cuando se iba a perder definitivamente. No sin pocos moratones y magulladuras, consiguió salvarlo y hacerlo firme de nuevo. Lo complicado fue luego recoger al wapet de la walí, pues cuando acercábamos la Willy a popa para que subiera a bordo, un golpe de mar estampaba la Willy y casi nos la ponía de sombrero….

Por todo esto decidimos cambiar de rumbo y darle popa a la mar y dirigirnos hacia la manga.

Sobre la una del medio día soltábamos el hierro en la zona de espera para que abran el puente levadizo que dá acceso al mar menor y al puerto de Tomás Maestre. Un buen fondeo muy resguardado, pero en principio y al no conocerlo peligroso para acceder, la carta marcaba en algunos sitios que pasamos 2 m y 1,9m. Nuestro calado es de 2,35m. 

Una vez a resguardo, encendimos la barbacoa y nos preparamos un bonito y una llampuga de las que habíamos pescado, para el wapete y para mí. Luis y Vicky estaban un poco afectados por la marejada y no quisieron comer. Yo no sé si es que tenia mucha hambre o qué, pero resultó que estaban exquisitos. Una de las mejores comidas que recuerdo en los últimos días. La cervecita casi congelada, gracias a nuestra súper nevera….. Sin comentarios, luego una buena siesta….

Por la tarde nos fuimos con la Willy a explorar un poco la zona, pues con el barco no nos atrevimos en un principio debido al poco calado. Cruzando el canal y el puente sin necesidad de esperar a que lo abrieran, llegamos hasta el mar menor, maravilla singular de paz y tranquilidad en un atardecer de otoño como éste. Tras la vueltecita de rigor por él, regresamos por el canal que une los dos mares hasta llegar al puerto Tomás Maestre, donde tras dejar la wally amarrada en el muelle de espera emprendimos los cuatro un paseo a pie por el puerto. Llegamos hasta las oficinas del náutico donde un chico muy atento nos explicó que con cuidado y por el centro sí podíamos pasar el canal, que se podía fondear sin problemas en cualquier sitio y un montón de cosas útiles de la zona más. Tras muchas millas navegadas y muchos puertos visitados, no recuerdo un puerto donde nos hallan atendido tan amablemente, a pesar de no tener intención de alquilar amarre.

Con toda esa información y contentos por haber podido contemplar el espectáculo de la puesta de sol en otoño, sobre la wally y en el tranquilo mar menor, regresamos de nuevo a nuestro querido Rebelde.

El puente lo abren sobre las horas pares, es decir, de día empiezan a las 10 am y continúan cada dos horas.

A la mañana siguiente, sin mas dilación nos decidimos a cruzar el canal con mucha precaución, pues aunque nos habían asegurado que pasábamos perfectamente, las fuertes lluvias y riadas que ha habido en la zona días anteriores, podrían haber arrastrado sedimentos que nos podían hacer embarrancar. Hasta dos veces creo que llegamos a acariciar el fondo, pero al ser arena no fue más que un leve roce.

A las diez de la mañana ya estábamos bajo el puente, dispuestos a pasar en cuanto lo abrieran. A las diez menos cinco dieron el aviso por radio de que iban a abrir el puente y a las diez y diez todavía no se había abierto. Dieron otro aviso diciendo que por problemas técnicos el puente no se abría y que estaban intentando solucionarlo. Allí nos encontramos en medio de un angosto canal sin apenas calado con más veleros esperando para pasar en la misma situación y el puente que no se abría….

A la media hora aproximadamente nos comunicaron por radio que definitivamente el puente estaba averiado y no se abriría, que posiblemente para las 12 estuviera solucionado el problema y podría abrirse.

Retrocedimos con mucho cuidado hasta el anterior recodo del canal donde se ensancha un poco, para poder dejar paso a los barcos que no necesitan que se levante el puente para pasar y fondeamos. Nos preparamos un almuercito a bordo y esperamos hasta las 12 a ver si se abría.

A las doce estuvimos preparados para pasar y esta vez si que se abrió.

El puente permanece abierto poco más de cinco minutos. Como en la vez anterior no se había abierto y además era sábado, el tráfico de barcos que se disponían a pasar el puente con nosotros era importante. Justo cuando estábamos bajo el puente seguidos por una larga cola de barcos en los dos sentidos, nos dimos cuenta que la wally no estaba en su sitio, a remolque del rebelde, donde la habíamos dejado la noche anterior.

¿La hemos perdido o nos la habrán robado? El cabo de remolque no estaba, si se hubiera partido posiblemente hubiera dejado algún trozo de cabo…. Esto unido a que la noche anterior mientras dormíamos habíamos oído todos unos ruidos y golpes más o menos fuertes, pero que todos pensamos que había sido alguien que se habría levantado al baño o a cualquier cosa, nos hizo dudar.

No podíamos dar la vuelta de forma inmediata para comprobar si se había soltado y el puente iba a comenzar a bajarse de un momento a otro. Rápido, uno al agua con cuidado y por tierra corriendo a ver si aparece. Esta vez le tocó a Luis, que sin pensárselo dos veces, saltó al agua con el barco todavía en marcha y sorteando a nado al resto de barcos, llegó a la rocosa orilla, donde comenzó la búsqueda a la carrera.

Mientras Luis corría canal abajo, yo en cuanto pude, me abarloe al muelle de espera del puerto Tomás Maestre, de corre-prisas, paré a una lanchita, a la que le expliqué el problema y se ofreció a llevarme a buscarla. Tras dar varias vueltas por todo el canal y los fondeos colindantes, no apareció. Recogimos a Luis que ya andaba próximo a la desembocadura del canal al mediterráneo y volvimos al Rebelde.

Agradecimos mucho a los de la barquita que nos hubieran llevado, y como no quisieron cobrarnos nada les obsequiamos con un par de botellas de vino.

Cuando regresé al Rebelde tuvimos que salir del amarre rápido pues se estaba preparando una regata y molestábamos. Salimos al mar menor y mientras que haciamos tiempo hasta la próxima apertura del puente, dimos varios avisos por radio, por si alguna embarcación la veía. También avisamos por teléfono a la guardia civil y al club náutico, por si alguien la encontraba.

A las 14 h. por fin se abrió el puente y pudimos salir de nuevo a buscarla. Analizando de donde venía el viento y pensando en el hipotético caso de haberse soltado donde podría estar.

Tras más de dos horas de búsqueda infructuosa por playas y escolleras, cuando ya creíamos casi seguro que nos la habían robado, vi a lo lejos una embarcación pequeña de unos 6 m que llevaba arrastrando una auxiliar. Cogimos los prismáticos y aunque en principio no estábamos seguros del todo, si que nos pareció la wally. Además era un poco extraño el hecho de que una embarcación de unos seis metros llevara una auxiliar tan grande.

Pusimos rumbo tras ellos a toda máquina. Pero no lográbamos alcanzarlos. Intentamos comunicar con ellos por radio pero tampoco. Íbamos detrás de ellos hacia el canal de acceso a la manga donde el poco calado hacia muy arriesgado para el Rebelde la navegación a más de nueve nudos. La embarcación que remolcaba la wally apenas aflojó la velocidad mientras enfilaba la entrada al canal y tampoco por dentro de él, cuando su velocidad debía de ser menor de 3 nudos. Nosotros tampoco reducimos la velocidad, continuamos detrás y a toda máquina tocando la bocina del Rebelde para llamar su atención, pero nada, todos nos miraban como si estuviéramos locos y nos hacían señas de que el puente estaba cerrado un poco más adelante. Pero teníamos que intentarlo. Nuestro riesgo no era el puente, que yo a estas alturas ya conocía, era el calado, si hubiéramos embarrancado a aquella velocidad, la brusca colisión con el fondo nos podía haber causado graves daños, además de haber complicado mucho la posibilidad de desembarrancar luego.

No hubo suerte, pasaron por bajo el puente a toda velocidad y sin atender a nuestras indicaciones tanto acústicas como por radio. De nuevo me encontraba en medio de un canal angosto sin apenas calado y sin nuestra querida wally….

Me toco dar atrás para esperar a que abrieran el puente.

A estas alturas todos estábamos convencidos de que la embarcación que remolcaban era la Wally, nuestra querida Wally. No podíamos volverla a perder de nuevo, así que sin dudarlo y a grito pelao llamamos la atención de otra lancha que pasaba cerca, le explicamos lo ocurrido y les pedimos el favor de que siguiera a ese barco, aquello fue casi una escena de película “Rápido siga a ese barco”, Luis raudo y veloz saltó a esta embarcación cuando apenas se había arrimado lo suficiente al costado del Rebelde y desaparecieron rápidamente bajo el puente….

Más de una hora tardamos en tener noticias de Luis. Al cabo de un buen rato vimos volver a lo lejos por el canal a la misma embarcación que se había llevado a Luis, con la Wally a remolque y Luis subido dentro de ésta….

Regresa nuestro héroe particular con la Wally.

¡Bien! alegría a bordo, por fin parece que habíamos recuperado a nuestra querida Wally. Durante todo este tiempo que no la tuvimos nos dimos cuenta de lo importante que es una buena embarcación auxiliar en un velero y lo fastidiados que estábamos sin ella…. Sobre todo cuando estás en zona de poco calado como es el mar Menor y con un puñetero puente de por medio….

Si digo puñetero, porque como podréis comprobar más adelante, nuestras odiseas con el puñetero puente todavía no habían terminado….

Muy contentos y con nuestra querida Wally ya de nuevo en nuestro poder y tras agradecer el gran favor que nos habían hecho los de la lanchita, comenzamos la navegación por el mar Menor.

Nada nos hacia presentir que ésta maravilla de la naturaleza de belleza singular se convertiría poco después en nuestra cárcel de plata.

Durante todo el fin de semana navegamos y recorrimos estas tranquilas aguas, infectadas de medusas. Por millares las podíamos contar de un simple vistazo desde cubierta, ahora eso si, especiales para practicar deportes de vela y fondear con toda comodidad en cualquier parte.

San Javier y Los Urrutias fueron dos de las poblaciones que visitamos dando largos paseos por sus tranquilas calles. 

Amaneder en Los Urrutias desde el fondeo del rebelde.

Domingo 7.

Tras actualizar la web por la mañana me dispuse como no podía ser de otra forma, a preparar la paellita del domingo.

Preparando una paellita fondeados en el centro del mar menor.

   Todo un lujazo fondeados con paellita y aire acondicionado.

                                  Che, com a casa....

El domingo a las 20 h con la última apertura, pensamos en cruzar el puente para regresar de nuevo al Mediterráneo y continuar nuestro viaje. Pero se nos hizo tarde y decidimos dejarlo para la primera apertura del lunes. Graso error por nuestra parte, pues debido a una avería ya no se volvería a abrir el puente hasta Dios sabe cuando...

Hoy es martes 9 a medio día y todavía estamos aquí encerrados, esperando a que se abra el puñetero puente para poder salir. Las únicas noticias que tenemos desde la torre de control del puente del estacio son que debido a una grave avería el puente permanecerá cerrado hasta no se sabe cuando, probablemente no antes del jueves….

Hay que ser optimistas, ¡por lo menos tenemos la auxiliar!

Miércoles 10.

La noche del martes fondeamos cerca de Los Alcaceres, ya que no podíamos salir y por el día había que estar cerca del puente y pendientes por si en algún momento comunicaban su inminente apertura. Por las tardes, después de las ocho que era en teoría la última apertura, salíamos a buscar un fondeo distinto donde pasar la noche y de paso bajar a tierra a pasear por algún sitio nuevo. El miércoles volvimos como ya era rutina habitual cerca del puente por si lo abrían. Mientras que sí o que no, bajamos a dar otro paseo por el puerto Tomás Maestre. Necesitábamos comprar pasta de juntas, pues habíamos cambiado el rodete de la bomba de agua del motor y resultó que fugaba un poco. También queríamos comprar los pik¨s de examen y el temario del curso de buceo open Walter dive, pues nuestra tripulación parece que se ha animado y desean hacerse buceadores. Nada de esto encontramos, tan solo unas cartas de navegación, una de la zona y otra del estrecho.

Nos sentamos en un chiringuito a tomar una cervecita para hacer tiempo y poder así disfrutar de sus vistas al menor y al Rebelde fondeados. La camarera que luego resulto ser también la dueña, se sentó con nosotros un ratito y estuvimos charlando sobre la triste marcha de la economía en España y nuestro viaje.

Regresamos al barco para comer. Por la tarde hasta tres veces me toco tirarme al mar plagado de medusas, para desatascar alguna que se había puesto en la admisión de agua del motor, provocando que éste se calentara. Esto era algo que ocurría muy a menudo en el menor y que nos hizo que el primer día cambiásemos el rodete de la bomba de agua de un motor que luego resultó estar en buen estado.

A la mañana siguiente, a las diez menos diez dieron aviso desde la torre de control del puente de que procedían a la apertura. Rápidamente levamos ancla y enfilamos el canal a toda velocidad para llegar a tiempo. A las diez y cinco, cuando estábamos encima del puente vuelven a comunicar por radio que el puente vuelve a fallar y no se abre. Que ya avisaran de nuevo. Otra vez a maniobrar en canal angosto y sin calado.

El viernes Vicky y yo volvíamos a Valencia, pues me tocaba el fin de semana con mi hija Carmen. Aprovechábamos que Miguel, un amigo de Granada subía a Valencia para resolver unos asuntos personales y volvería el sábado por la tarde, para viajar con él. De esta forma nos evitamos el tener que buscar medio de transporte público. Por esto casi me había ya resignado después de todo a dejar el barco y a la mitad de la tripulación porque no íbamos a encontrar mejor fondeo que éste. En estas estaba cuando de repente volvieron a dar aviso de que en cinco minutos procedían a la apertura. No nos lo pensamos más y de nuevo enfilamos el canal hacia el puente y esta vez sí que se abrió. Alegría general a bordo, habiamos salido de nuestra “cárcel”.

Efusiva despedida del wapette al puente.

Segun el wapeete, esto no es un gesto osceno, es que estaba intentando decirle a los del puente que su puñetero puente funciona como el culo y como no lo entendian. Pues por señas...... Se admiten sugerencias y opiniones en nuestro foro...

A las 14 horas pusimos rumbo a Cartagena, a parte de que era un puerto que queríamos conocer, se encontraba a una distancia buena para poder entrar todavía con luz. Unas 28 millas de agradable navegación, nos separaban de nuestro destino. Viento de SW de unos doce nudos “justo en la proa” para no perder la costumbre. Con mayor izada un motorcito a 1800 vueltas y dando pequeños bordos, para no pillar totalmente de proa el mar, hicimos la navegación más llevadera. Una barracuda y un listadito, que decidieron subir a bordo, pasaron a formar, junto con una buena ensalada el menú de cena para esta noche.

Sobre las 20 horas amarrábamos en el muelle norte, junto al paseo marítimo de Cartagena. Tras el papeleo y el pago de unos 46 € por noche, procedimos con la especial barbacoa.

Barracuda fresca, recién pescada.

Fuimos la principal atracción del paseo, unos se acercaban a mirar, otros comentaban pero ninguno de los cientos de personas que pasaban por allí quedaba indiferente. Debe de ser que nuestra peculiar nevera y nuestra espectacular cena de pescadito recién pescado a la barbacoa, resultaban muy llamativos…..

Después de la cena tomando el fresco en cubierta.

Viernes 12.

Anoche cuando estábamos llegando a Cartagena, un fuerte olor a quemado e incluso humo nos alarmó. Tras revisar todo el barco corriendo ante la posibilidad de un incendio, nos dimos cuenta que provenía del generador… Volvía a patinar el eje. Sin más, nos decidimos a desmontarlo para que nos lo cambien por otro, pues esto ya no es normal. Aprovechando nuestro viaje a Valencia y abusando un poco de la amabilidad de Miguel que ya venia de camino para recogernos, decidimos llevárnoslo para que nos lo cambien. 

Aquí quedan Luis y José, dos solteros con ganas de marcha. Nosotros por valencia muy bien.

El domingo a la hora de cenar ya estábamos de vuelta al Rebelde, donde nos esperaban nuestros amigos con la barbacoa encendida. El entrecot a la parrilla y la compañía de Miguel y su familia hicieron de la cena una agradable velada. Luego nuestros amigos y su familia prosiguieron viaje hasta Granada, Luis y José salieron a tomarse una copa y Vicky y yo decidimos quedarnos a descansar pues ya eran más de las 2 p.m.

Pronto regresaron nuestros amigos, yo de hecho, todavía no me había dormido cuando los oí regresar. No fue hasta la mañana siguiente cuando nos enteramos que no les habían dejado entrar en los garitos de moda por “ir con zapatillas”. A pesar de haberse duchado y arreglado a conciencia para la ocasión. Prefiero omitir los comentarios de nuestros amigos. Me piden que les deje escribir este capitulo a ellos. No lo creo oportuno, por lo menos hasta que se tranquilicen un poco….

Total que el viernes salieron pero solo un poco, por que según ellos no había mucho ambiente y el sábado que iban lanzados se les fastidió el plan… Video dedicado especialmente para Luis y Jose " GUAPETTE "   .VID-20121013-WA000.mp4 (2,7 MB)

Domingo 14.

El domingo por la mañana decidimos dar un paseo turístico por la ciudad.

Para comer arroz a banda a bordo.

Como casi siempre se nos olvidó hacer la foto cuando ya estaba hecha, salió muy buena, aunque el arroz me quedó un pelin durete...

Por la tarde visita al museo naval de Cartagena.

Luis remando...

Submarino húmedo de la armada.

Antigua cámara de descompresión. 

Buzón de correos....  Noooo, Cápsula de observación submarina.

Cámara de descompresión portatil de barco.

Me la hubiera llevado para el Rebelde, pero es que no era mi talla.... Ya veremos ahora que me han dado la idea, lo mismo me hago una para El Rebelde.

El Cano y yo.....

Lunes 15.

Sobre las 18 h, tras realizar las correspondientes compras y de paso hacer tiempo para que bajara un poquito más la mar de fondo que todavía reinaba, enfilábamos hacia la bocana del puerto de Cartagena, con la intención de curricar un ratito a ver si nos podíamos aprovisionar un poco de pescado fresco, pues nuestras reservas de éste comenzaban a agotarse tras varios días seguidos en puerto, además de avanzar unas cuantas millas en nuestro viaje y buscar un fondeo donde pasar la noche, pero ya sin tener que pagar los cuarenta y seis euros por noche que nos costaba el puerto de Cartagena.

Tras dejar atrás cabo tiñoso, dos pescaditos más pasaron a engrosar nuestra despensa en las escasas quince millas que separan Cartagena de Mazarrón, (aunque por poco tiempo), ya que esa misma noche y transformados por nuestra barbacoa en un exquisito plato digno del mejor restaurante, pasarían a formar parte de nuestra ración diaria de proteínas.

Como siempre de noche y sin luna para aprovechar al máximo nuestro ratito de pesca, nos dispusimos a fondear cerca del puerto de Mazarrón, ¡que digo cerca!, casi en la bocana para resguardarnos del poquito mar de fondo que quedaba del SW. Un sitio casi imposible, encajamos el Rebelde, con calzador en poco mas de 2 m de fondo y a escasos metros entre el espigón y unas arenas a ras de agua.

 A los pocos minutos tras dejar caer el hierro y comprobar que no tocábamos fondo con el borneo, ya estábamos dando buena cuenta de nuestra suculenta cena.

Además de la correspondiente alarma de fondeo, decidimos levantarnos uno cada dos horas para comprobar el fondeo.

A la mañana siguiente a primera hora abandonamos tan angosto fondeo para proseguir nuestro viaje.

Unas cuarenta y cinco millas recorrimos en diez horas hasta llegar a Carboneras, donde pasamos la siguiente noche. Esta vertiginosa velocidad media obtenida de 4,5 nudos es debida a que como siempre últimamente teníamos viento en proa, como no teníamos ganas de ceñir y hacer bordos, navegamos con un motor a muy pocas revoluciones con un consumo de gas-oíl muy reducido aproximadamente  4 L/h y aumentando nuestra posibilidad de subir a bordo algún que otro pescadito.

Carboneras un pequeño pero encantador puerto pesquero, adornado por pueblecito con todas sus casas blancas, formaban la bella postal que contemplamos al atardecer mientras llegamos a su bocana. Nuestra intención es aprovechar para hacer algo de combustible y buscar fondeo donde pasar la noche. Sobre las diecinueve horas amarrábamos en la gasolina, donde un agradable gasolinero nos comentó que podíamos quedarnos allí a pasar la noche sin pagar nada. Así lo hicimos, y tras haber repostado, apareció un policía portuario y nos dijo que podíamos quedarnos allí sin problemas, pero que debíamos pasar por su oficina para rellenar una ficha de control con todos los datos nuestros y del barco. Así lo hicimos, Luis, José y yo nos dirigimos hacia la mencionada oficina para rellenar la correspondiente hoja de control. El funcionario resultó ser una agradable persona que tras conversar sobre nuestro viaje y bromear un rato, nos recomendó un par de los mejores barecitos de la zona. Haciendo caso de sus recomendaciones y tras regresar a nuestro querido Rebelde, para ducharnos y arreglarnos, recorrimos el paseo hasta llegar al primero que nos había recomendado. Varias cervecitas con sus correspondientes buenas tapas de cortesía, en plan gambitas a la plancha y cosas asi, más unas cuantas raciones exquisitas de pulpo, sepia de playa y más gambas. Unos chupitos invitación de la casa de un buen licor de crema de orujo casero que yo no había probado antes y que acabaron convirtiéndose en la botella entera entre los cuatro, más otra que compramos para llevárnosla a bordo. El barecito muy recomendable se llama J. Mariano, está en pleno paseo. Lo pasamos muy bien, salimos un poco achispaditos todos. Decidimos seguir paseando un rato y adentrarnos por el centro del pueblo. No se si sin querer o sin queriendo, acabamos en el segundo de los barecitos que nos había recomendado nuestro ya casi entrañable a estas alturas, amigo el policía.  “Pues ya que” y “sin queriendo” acabamos por hacernos “dos” cervecitas más para poder comparar las tapas,,, heee no por otra cosa…..

De camino hacia el Rebelde con el cachondeito y de risas, a las cuales a parte de las cervecitas y la botella de orujo, contribuyeron cosas como el cartel que se puede admirar en la foto siguiente…..

Jueves 18.

Nos levantamos sobre las ocho para no molestar en la gasolinera y continuamos nuestro camino, a motor y a una velocidad de cinco nuditos, fuimos haciendo camino. Sobre las once de la mañana y mientras yo descansaba abajo en mi camarote, sin enterarme de nada, Nuestros amigos Luis y José que se encontraban de guardia, vieron como se aproximaba a gran velocidad un yate procedente de alta mar, de en principio unos catorce metros. Conforme se acercaba fueron distinguiendo atónitos un según ellos increíble agujero muy cerca de la línea de flotación, de varios metros en la proa que acortaba un par de metros la eslora total de la embarcación. A buen seguro fruto de una brutal colisión.  El balcón de proa y los candeleros hacia arriba varios metros. Cuando llegó a pocos metros muy nervioso, el patrón gritaba en un idioma desconocido Car-bon –eras…. Car-bon-eras…. Car-bon-eras, reiteradamente. Tras señalarle la dirección en que se encontraba el puerto de carboneras y sin mediar palabra desapareció a toda máquina como alma que lleba el diablo….  Seguramente se estaba hundiendo, fruto de él gran golpe y necesitaba urgente llegar hasta una grúa. Supongo que al ir a toda velocidad se levantaría la proa un poco y embarcaría menos agua. La bandera que no saben de donde era, media verde y media blanca, con una media luna y una estrella roja.

A las pocas horas escuchamos por radio un aviso que posteriormente se repitió varias veces, de que en las proximidades de la isla de Alborán se encontraba una embarcación semirrígida volcada y semihundida. No se yo si sería ésta la causa del gran boquete que llevaba esta embarcación.

Tras varias horas mas de navegación y mientras me encontraba yo de guardia y navegando a unos seis nudos, una embarcación de unos seis metros cabinada de fibra con dos abuelitos, se disponía a adelantarnos a bastante más velocidad que nosotros en oblicuo cortándonos la proa a unos cien metros. Deée de leer y me mantuve pendiente hasta que los vi claramente pasarnos por proa. Después continúe leyendo. De repente algo me dice que debo levantarme y volver a mirar, aunque no habían pasado ni dos minutos del último vistazo. Me quede helado, se habían parado justo en la proa y estaban los dos ocupantes uno agachado mirando el suelo y el otro de espaldas. A escasos 20 metros de una colisión segura. Pego un salto casi por encima de la bitácora y logro desconectar el piloto automático a toda prisa, me hago con el control del barco, meto todo el timón a estribor y conseguimos salvarnos de milagro. Nuestro gran botalón pasó peinando por encima su costado…. Menudo susto, el corazón a doscientos… pero si los acabo de ver pasar a toda velocidad. Se habían parado de golpe a pescar a escasos metros de la proa del Rebelde. Luis estaba conmigo, de plástico nos quedamos… por casi los partimos por la mitad y ni se enteraron… pero si nos acaban de adelantar, apenas hacia dos minutos…

Sobre las 19 horas llegábamos al puerto de Almerimar. Entramos dentro y nos abarloamos el muelle de la gasolinera, repostamos 50 €, para ver si nos decían lo mismo que en Carboneras y nos podíamos quedar allí a pasar la noche sin pagar. Tras hablarlo con el gasolinero nos dice que no pero que allí no eran caros los amarres en temporada baja, nos da una hoja de los precios y nos quedamos asombrados, ocho euros valía la noche en un amarre de hasta 15m. Por ese precio decidimos quedarnos sin más.

Mientras estábamos rellenando los datos en la oficina nos dijeron que tenían un Rebelde registrado de hace años pero con bandera británica. Lo comprobamos y se trataba de el nuestro, se conoce que hace algunos años antes de ser mio y cuando todavía tenia bandera de Gibraltar, el rebelde ya había estado aquí.  Entonces entró el gasolinero diciendo que ese barco no tenía 14,19m de eslora, que tenía más y que por lo tanto tendría que pagar más. Le mostré la documentación y me dijo que le daba igual que él lo veía muy grande, le mostré el proyecto de construcción original que por casualidad llevaba encima y que estaba hecho de nuevo reciente con motivo de homologación en España para el cambio de bandera y me dijo que no se lo creía y que iba a medirlo. Saco la cinta métrica y con la ayuda de un marinero se puso a ello. Regreso al rato diciendo que media 15,60m y que por consecuencia tendríamos que pagar un amarre de 18 m que valía el doble…. Me dieron ganas de marcharme, no por los ocho euros de más si no por el hecho, ahora va a resultar que un gasolinero con un metro sabe mas que un ingeniero que firma un proyecto… El método de medida no es muy fiable ya que el casco hace muchas curvas tanto por los costados como por la cabina. Y además era solo para una noche, lo hubiera visto mas razonable si fuera para mucho tiempo que hablaríamos de una diferencia de precio considerable, seguro que fue mayor el coste del tiempo de tres empleados que estuvieron esperando que los ocho euros.  Al final nos quedamos, pues no tenía más ganas de discutir y dieciséis euros siguen siendo un muy buen precio para una noche. Aunque el detalle me pareció muy feo. Hay algunos que les dan una gorra y se creen ya policías o ingenieros…  Que diferencia de gasolinero frente al de Carboneras…

Viernes 19.

Sobre las doce de la mañana salíamos por la bocana de Almerimar en dirección a La Herradura, donde habíamos reservado amarre previamente, pues pensábamos pasar el fin de semana con unos amigos allí y de paso resguardarnos del temporal que se aproximaba.

Unas cuarenta y cinco millas que cubrimos en unas 5 h aproximadamente, a unos ocho nudos con los dos motores a tres cuartos de su potencia. Aunque el mar estaba completamente plano, la previsión era para ese día y los dos siguientes de vientos de componente W fuerza 5 arreciando a 6 al final, con aguaceros y tormentas. No teníamos ganas de ir dando saltos y pantocazos.